Carta abierta al Alcalde de Badajoz.
Preámbulo:
Esta carta se inició la noche de los Reyes Magos. Es decir, la noche del cinco
a seis de enero de 2017. Los 46 decibelios medidos a la 1 h. 2 m. de la noche
del 5 de febrero, que marcó el noisewatch en algunas habitaciones de mi domicilio,
me sugirió retomarla y enviarla.
Sr.
Alcalde:
Es la una
de la noche de Reyes. Dado lo señalado de la fecha debería estar acostado y durmiendo
para que los Reyes Magos, cuando pasen por la calle San Blas, nos encuentren dormidos
como manda la tradición. Supongo que Usted y su familia, lo estarán haciendo. Tengo
dificultades para conciliar el sueño porque el ruido y las vibraciones que
provocan la música y las voces en el establecimiento contiguo a mi domicilio son,
claramente, perceptibles en los dormitorios de la vivienda.
No es nada
nuevo. Vecinos de San Blas, Cristóbal Oudrid e, incluso, Arco Agüero llevamos varios
años denunciándolo. Acabo de llamar a la Policía Local para denunciar la
situación por enésima vez en los últimos cinco años. Las esperanzas de que volumen
de la música baje esta noche, son cero. (Así fue hasta más allá de las cuatro
de la mañana).
Me acuerdo
de Emilio (C/ San Juan) que habrá puesto ya el colchón en la cocina, como es
habitual los fines de semana y días de fiesta (HOY, 16/12/2015). No somos los
únicos vecinos del Casco Antiguo que a esta hora estamos espabilados e
impotentes ante una situación que usted conoce, y cuya solución, está entre sus
competencias.
Son
numerosas las infracciones a la legislación vigente, de establecimientos
nocturnos, que aparecen reflejadas en la Actas Denuncias de la Policía Local e informes
de los Servicios Municipales (Urbanismo; Protección Ambiental; Negociado de
Actividades Clasificadas; Policía Urbana; etc.), y que indican, literalmente,
que debe iniciarse el “correspondiente
expediente sancionador”. En numerosas ocasiones, estas propuestas quedan
traspapeladas y olvidadas en un cajón sin que el equipo, que usted preside, incoe
los correspondientes expedientes planteados. La documentación que usted me ha
aportado así lo muestra. No es culpa de los funcionarios que las infracciones
prescriban.
Lamentablemente
es lo habitual en el Ayuntamiento que dirige. Aun teniendo los argumentos
legales y las pruebas para actuar, por unas causas o por otras, Usted casi
siempre termina permitiendo que la situación continúe.
Es tan
clara la situación que Usted basándose en un informe técnico que hablaba de “defecto de aislamiento acústico” y que
señalaba “la
necesidad de realizar un nuevo ensayo normalizado de medida de aislamiento
acústico”, (que no se hizo), resolvió que el local reiniciara la
actividad sin tomar ninguna medida de las que se sugerían. En otra ocasión,
basándose en un expediente irregular e incompleto legalizó unas obras ilegales y clandestinas, según los
informes municipales, con unas condiciones que no se habían cumplido y que no
se exigieron ni inspeccionaron. Usted tiene constancia de que es frecuente la manipulación
y “desconexión
de los limitadores-controladores de los aparatos de música”. Pero todo esto, a Usted parece que le da igual a pesar de
las denuncias de los vecinos.
Esta y
otra situaciones similares sugieren a numerosos vecinos, dudas razonables de
complicidad, consciente o inconsciente, con los infractores. De hecho son los
grandes beneficiados de su inacción. El propio Defensor del Pueblo le ha
señalado que las medidas que toma no son “efectivas
para disuadir al titular del establecimiento de ser reincidente en su
comportamiento”.
La
documentación que poseo me permite asegurar que no tiene establecido, con
claridad, los protocolos para abordar estas situaciones denunciadas. Además, la
falta de personal en diferentes servicios, hace que los resultados sean
predecibles y poco esperanzadores. Todo ello es su responsabilidad y le sugiero
actuar con diligencia para no verse en situaciones similares a las vividas por algunos
Alcaldes de la región y otros muchos en el resto del país.
Por muchas
razones, no me hubiera gustado tener que escribir esta carta que se inició en
una noche de júbilo e ilusión para muchos, pero de indignación y malestar para
otros. Antes de la apertura de tantos bares de copas nocturnos numerosos
vecinos apostamos por vivir en el Casco Antiguo, pero su política con el barrio
nos lo está poniendo muy difícil. El ruido y el botellón en el Casco Antiguo, que
se establecen en algunas de sus calles más emblemáticas, está provocando la pérdida
de habitantes y el cierre de comercios en la zona (San Juan, como ejemplo) que debiera constituir el corazón de nuestra ciudad.
Creo que
el Casco Antiguo de Badajoz merece su atención. Las familias que en él vivimos
tenemos derecho a disfrutar de un barrio digno y no estar constantemente en un
parque temático de ocio y botellón. Es nuestro deseo y creo que el de muchos
pacenses.
Por
cierto, mi petición a los Reyes Magos en esa noche fue muy predecible: que se
cumpla la ley, que las autoridades municipales vigilen su cumplimiento y que se
sancionen las infracciones de acuerdo a la legislación vigente. ¿Fue mucho
pedir?
Badajoz, 5 de
febrero de 2017